Habla Azrael

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Ángel Azrael (Fuente: Obra de Miguel A. López Melgarejo)

Como otro os lo ha dictado, es necesario que el hombre adopte un cuerpo material que tenga un nacimiento y después una vejez, porque si no fuese así, la Dualidad podría convertirse en Eterna y se perdería pues la Unidad Perfecta llegando a producirse el Caos.

Atendiendo al principio de la creación los hombres os veis envueltos en un proceso de encarnaciones en diferentes cuerpos que os sirven de plataforma en esta u otras vidas, pues sabed que si no fuese así tendríais que tener un solo cuerpo que debería permanecer vivo hasta el momento de la Unión con Dios y eso os complicaría la ascensión hacia la Perfección porque las pruebas no se os plantearían tal y como las tenéis ahora ya que recordaríais, en vuestra experiencia, todos vuestros fallos y vuestras pruebas anteriores. Esto no sería justicia y aparte os haría eternos en las tierras y los mundos, y velaríais por vuestras obras tanto positivas como negativas.

Yo, el único Mensajero que posee la virtud de la omnipresencia ya que fui creado por Dios al mismo tiempo que vosotros y sois vosotros miles de millones de millones infinitos, así os lo comunico como desde siempre sé.

Dios no condena y menos aún eternamente porque si esta ley así fuese se eternizaría la Dualidad, cosa imposible, porque Dios es Uno es Indivisible en Él, por eso tenéis un número indeterminado de vidas diferentes para vuestro completo desarrollo. Así vuestra atadura en esta u otra tierra, en este u otro mundo, es temporal y los bienes materiales que en una existencia podéis tener pierden sentido cuando soy enviado a tocar a vuestras puertas y debéis abandonar lo que nunca fue vuestro en posesión.

La muerte, escuchad, al igual que el nacimiento debían y deben existir como puntos contrapuestos, visto desde el mundo donde os movéis los que tenéis cuerpo.

Comprended: la existencia y la seguridad de que la muerte física va a llegaros tarde o temprano os debería ayudar para la comprensión de que el atesoramiento en la tierra es, no sólo inútil, sino estéril; y más deberíais escandalizaros cuando existen hombres que continúan con la idea de la eternidad en vida o con cuerpo, cosa totalmente absurda y que equivocó durante siglos. Quien así piensa, aparte de estar equivocado, lo hace por el afán único y egoísta de mantener lo que atesoró.

La muerte tan sólo toma de improviso al necio y al que tiene algo que ocultar, pues el principio fundamental para llegar hasta la Perfección en la muerte es que vuestra conciencia esta perfectamente sincronizada con vuestros hechos, así nunca temeréis beber del dulzor que tarde o temprano debéis probar.

Si debéis sentir dolor en el momento de la muerte es por los que quedan en ese momento; y vosotros, los que veis que un ser querido «se os va», no lloréis ni os compunjáis ya que vuestro dolor es las más de las veces producto de vuestro inconsciente egoísmo que se rebela contra la pérdida de la persona sin pensar que todos tenéis derecho a volver a vuestro estado natural, es decir, a no tener cuerpo que es el que os hace sufrir verdaderamente.

En el momento de vuestra muerte física yo vengo hasta vosotros y mi energía os recoge y os dirige hasta la contemplación de la Perfección para que os hagáis un juicio final —el de esa vida— y un juicio Justo —porque sois vosotros y no Dios, quien os juzgáis según vuestras obras y os decís en vosotros mismos si os Unís, o de nuevo «bajáis» a otro cuerpo en otro mundo o en el mismo mundo anterior— el cual es necesario en cada una de vuestras muertes.

Una cosa os revelo: soy el Túnel de Luz placentera que os conduce a la Luz de la Perfección. Soyla Visión de todas vuestras anteriores existencias antes de llegar al Juicio Justo. Soy el capaz de dividirme en tantas veces como «muertes» hayan en todos los mundos en un mismo momento; y así puedo hacer porque soy, como los demás, energía incorpórea. Soy el que otorga al cuerpo el beso más helado que el mármol pero más caliente que el fuego, porque le otorgo Su Contemplación. No sólo soy el Ángel de la muerte del cuerpo, sino de la muerte del espíritu que debe transformarse-morir para alcanzar una forma evolutiva en otros Mundos Superiores. Soy el Emisario de la Vida de la muerte y de la Muerte de la vida, y mi energía existe en vosotros a causa de vosotros mismos.

Me gusta, no obstante y de una forma entendible, que al menos sintáis ese «egoísmo» por quienes se os van de vuestro lado porque ello demuestra que en vosotros siempre existe Amor aunque esa no sea la mejor forma de canalizarlo o de mostrarlo.

Se que le teméis a la muerte, y este hecho se basa ante todo, en el desconocimiento que tenéis sobre este trance. También se que le teméis a la muerte por el supuesto dolor que puede representar para el cuerpo, y hablo del dolor físico de la agonía. No os engañéis, pues precisamente en la agonía no existe dolor sino frialdad; la agonía son impulsos reflejos del cuerpo que desea aferrarse al aire, al último rescoldo de vida, pero no sentís dolor alguno. Ahora bien, aterrorizaos mejor de la forma con que esto se desencadene, de lo que os provoque la muerte, pero no os asustéis del momento cumbre en que agonizáis: os aseguro que muchos espíritus no están ya en el cuerpo que durante años los ha albergado y sin embargo su cuerpo hace muecas de dolor que no siente.

Vosotros nacisteis de la Espiritualidad y es esta misma la que os da oportunidad, una vida tras otra hasta que de nuevo volváis a Ella; aquí está pues la Vida de la muerte que es en sí la Vida Espiritual; y la Muerte de la vida, que se trata de vuestra vida física.

 (Fuente: Libro de Samahel…http://www.ellibrodesamahel.info/LibroSamahelIntro.asp)

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