Habla Humiel

ANGEL SUPERIOR_HUMIEL

Ángel Humiel (Fuente: Obra de Miguel A. López Melgarejo)

El hombre, en los mundos del Adonay, necesitáis un sustento material con el cual poder vivir para superar lo que llamasteis Fallo Inicial y las diferentes pruebas a las que sois sometidos hasta llegar al Perfeccionamiento del Espíritu.

Todo está dividido para vosotros los hombres en dos polos que la mente hace opuestos. Por un lado la materia con todo lo que podéis ver, tocar, degustar u oír, y por otro el espíritu con sus sensaciones, sentimientos, sabiduría, entendimiento y perfeccionamiento.

Vuestra tierra, y con ella la materia, es el escenario, vuestro escenario, para la superación de vuestros espíritus, pero los hombres la habéis tomado como lo único existente; así habéis creado en vosotros mismos un mundo en donde sólo podéis llegar a obtener aquello que podéis percibir con vuestros sentidos. Al querer apropiaros de todo aquello material que es de vuestro agrado nace la rivalidad haciendo todo despiadado y creando valores ficticios para cada cosa. Esta rivalidad nace por si misma hasta el punto que vosotros sólo veis en vuestra vida una lucha continua por poseer cosas materiales y como consecuencia os dejáis la Vida en el intento por enriqueceros, o al menos por sobrevivir. Con esto nacieron dos castas que nada tienen que ver con la Sabiduría, sino mas bien con el saber conseguir lo ambicionado a costa de engañar y oprimir a vuestros semejantes: los ricos y los pobres.

Los primeros oprimís a los segundos aún a costa de rechazar vuestra propia personalidad y de decepcionar a vuestra propia conciencia; perdéis todos vuestros valores espirituales y tan sólo os preocupáis por consiguiente de los valores materiales que la vida os ha dado y sólo pensáis por consiguiente en protegerlos y aumentarlos en lo posible. Los ricos no deseáis desprenderos de lo que tenéis porque pensáis estar seguros para el resto de vuestra vida, y amáis tanto lo que tenéis que si por una razón u otra lo perdieseis os sentiríais vacíos. ¡Gran equivocación!

Los pobres lucháis por subsistir, aunque para ello tengáis que dejar atrás algunos de vuestros valores como personas que os sentís; mas no comprendéis el por qué algunos tienen todo lo que necesitan sin ningún tipo de esfuerzo y vosotros tenéis que esforzaros diariamente para conseguir lo suficiente para poder seguir viviendo mientras con vuestro trabajo enriquecéis al que ya es rico. Los pobres llegáis a maldecir vuestra condición en lo que pensáis se trata de un injusto reparto provocando dentro de vosotros ansias y esperanzas que se ven truncadas por los anteriores.

Cada cual lucháis por vuestros intereses y unos teméis perder lo ganado y otros os maldecís por vuestro destino. Os digo pues que habéis olvidado lo más importante, el reverso de la moneda, en el tiempo donde cada cual os elegís cuando no tenéis cuerpo que os ilusione para alcanzar vuestro propio perfeccionamiento, motivo por el que vivís durante un corto espacio de tiempo en una situación conveniente para tal fin en este mundo material. Mas es necesario que eso ocurra así para que superéis las pruebas que vosotros mismos —sin el cuerpo— habíais elegido de antemano, para que encontréis el Camino desde el punto «O» hasta llegar a vuestra propia Realización.

No es el mundo de la materia por el que vosotros habéis de conseguir la Perfección, sino que en la materia existe lo suficiente como para que vosotros lleguéis hasta el Camino y pudierais ver en ella el reflejo de lo Alto y la vía para la comunicación con lo Sublime y con el propio Dios Nuestro Señor. Hoy el hombre todo lo habéis pisoteado y habéis sacado provecho para satisfacer vuestras bajas pasiones de lo que como Puente Celeste se puso en el mundo.

A vosotros se os revistió con un cuerpo para que ello mismo, entre otras cosas, os sirviese como prueba y muchos de vosotros os dejáis guiar por vuestro «vestido» rechazando a vuestro propio cuerpo y prohibiéndole su manifestación cuando la única forma de superar las pruebas es utilizando vuestro cuerpo ya que este gobierna al «vestido» que es el reflejo del primero, no en su belleza física, sino en las obras que puede realizar.

Todos procedéis de lo mismo, Dios, que es vuestro propio interior y que es Él mismo más vuestro cuerpo físico, las experiencias vividas por cada cual y las pruebas superadas, os hacen a cada uno con una personalidad diferente que es necesaria para la siguiente prueba a vuestra propia elección; mas no se os olvide el tronco de donde vosotros habéis salido, donde toda la humanidad coincide, que son vuestros sentimientos propios y la conciencia que os regula la utilización de vuestros actos que influyen en el sentimiento de los demás.

Cuando vosotros perdéis vuestra verdadera Esencia por algo que de puramente material no sirve para nada, la consciencia se atrofia, al no ser escuchada y actuar en contra de ella, y los sentimientos se envilecen por no dar cabida a la buena voluntad innata en vosotros los hombres; esto es, perdéis la Pureza Divina del Ser.

El Creador puso Belleza en el cuerpo del hombre ya que era el propio y único Templo que lo albergaba y alberga, y en todo lo que os rodea, en el sonido, en el color y en todas las formas; sois vosotros los que invertís esa Belleza y la destruís en vuestra mente y la hacéis neciamente artificiosa según vuestros torpes cánones que en nada tienen que ver con la realidad.

Todo está puesto para vuestro deleite y para que toda Maravilla penetre en vuestro interior haciendo que nazca vuestro Amor y Alegría en este vuestro cautiverio. Así se superan las pruebas y las situaciones adversas en el transcurso de vuestra vida presente. Todo es perfecto en vuestro mundo pues así os lo ha puesto vuestro y nuestro Creador Dios, mas es la pobre inteligencia humana la que transforma lo perfecto en imperfecto, la que pone trabas a la Alegría y al Amor con vuestros torpes y tozudos pensamientos que no sabéis canalizar para la verdadera Libertad.

Es en vuestra mente donde reside el Infierno que vosotros mismos inventáis y alimentáis y por el que os guiáis hasta cegaros en vuestro espíritu y en vuestro camino de Perfección. Sois vosotros, y fuisteis, los que todo lo hacéis dual o antagónico porque algunos carecéis de Elevación. Vuestra mente es la que crea y resuelve las tentaciones y con ellas, las pruebas. Todo depende de vosotros, de vuestra mente, de vuestra superación, de vuestro Amor por los demás y de vuestra nobleza final en la Contemplación ante el Altísimo.

Dios Nuestro Señor está por encima de todos vosotros y nosotros, de la creación y de todas las vicisitudes de la vida. Él es el principio del hombre y su final, y por esto Creó el cuerpo material que os sirve para Purificación.

Vuestro cuerpo se creó masculino y femenino para que el uno también fuese complemento del otro, diferentes para que no se pudiesen Complementar, pero no opuestos como vosotros habéis hecho. Nosotros, los espíritus, no tenemos sexo, sino que es el cuerpo material quien lo posee. Vosotros habéis hecho que el sexo sea un punto de rivalidad creyéndoos superiores los unos a los otros, haciendo hasta una mentalidad diferente, cuando tan sólo debería suponer la entrega de uno en lo que al otro le falta y así haber unión y procreación. Vuestros valores, los de la mujer y el hombre, en unión hacen que el cariño se haga más recto. Así, una sola cosa como es el espíritu utiliza dos formas materiales diferentes para que el uno dependa del otro y os ofrezcáis apoyo mutuamente, vosotras las mujeres como símbolo de la materia, y vosotros los hombres como símbolo del espíritu; ninguno sois mayores, pues el espíritu es idéntico y tanto se puede pertenecer a un grupo como al otro, pues así cada uno os elegís para superar vuestros fallos.

El punto donde convergen la materia y el espíritu es el punto por el que se llega a Dios Nuestro Creador, pues Él es Espíritu y Creador de la materia. Ese es el punto, o mejor dicho el circulo, donde todo el Universo tiene su sonido que es su existencia; éste es el símbolo de las dos rayas cruzadas en forma de aspa en cuyo centro todo converge; lo uno sin lo otro no es suficiente, por ello son complementarios.

(Fuente: http://www.ellibrodesamahel.info/LibroSamahelIntro.asp)

 

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