Habla Gabriel

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Ángel Gabriel (Fuente: Obra de Miguel A. López Melgarejo)

En el Nombre de la Unidad, en el Nombre de Jesús el Nazir, Dios encarnado, y en el Nombre del Espíritu Perfecto cuyas Virtudes hemos bajado a vuestra tierra como estaba dicho y escrito por boca de Él.

En el nombre de la Unidad de lo Trino. En el Nombre de la Espiritualidad Siempre Virgen cuyo rostro algunos veis lleno de amargura y tristeza, yo Gabriel, os hablo y os aseguro que tanto las Virtudes que hasta ahora os han dictado como yo, provenimos del Altísimo a cuyo alrededor nos encontramos y cuyos designios Sabemos porque somos copartícipes de ellos. ¡Oh, benditos Los Sellados en la frente con el Símbolo Sagrado! ¡Oh, benditos sois los que alcéis el corazón hacia el Infinito que prende del dedo del Creador como un anillo de brillantes vivos y llenos de música! ¡Oh, benditos seáis los que con verdad forjáis vuestra espada cuyo Poder es inigualable! ¡Oh benditos aquellos a quienes por su fuerza, tesón y templanza les sean mostradas las maravillas del Universo vivo y colorista de luz creada e increada! Loados seréis cuando con el alma Améis de todo corazón y sin barreras a cuantos os rodean; sólo entonces seréis en la UNIDAD y Comprenderéis que cuanto de vosotros salió a Vosotros volverá como la respiración de los pulmones, como el bombeo de un corazón. ¡Oh, benditos seréis cuando con los ojos de la intuición sepáis separar lo verdadero de lo falso y por esta causa hayáis emitido un Juicio Justo! Benditos seréis en el Espíritu Perfecto, principio y final en vosotros, cuando vuestras manos estén limpias de ignominia, crimen, impureza, encantamientos y malas acciones, cuando las tengáis ocupadas y unidas en la oración para Verdaderas acciones. Benditos seáis en el Espíritu Perfecto, Principio y Final Impronunciable, cuando os merezcáis la Visión de los elegidos los cuales, con su alma, son capaces de degustar la miel del Universo y sus misterios. Dichosos seréis cuando nos comprendáis, cuando nos veáis subir y bajar cual esferas de luz, de energía perfecta, hacia la infinitud de los espacios, porque será entonces cuando Comprendáis que todo cuanto decimos es verdadero y que Somos reales como real es Dios Nuestro Señor vuestro y nuestro Creador.

Dichosos aquellos que os merezcáis la contemplación del nuevo cielo, de la nueva tierra donde perennemente moraremos con vosotros y donde la Luz es el Templo y la Realidad, donde el tiempo es el presente y donde la oscuridad carece de significado porque allá no tiene aposentos.

Seréis dichosos los que os habéis sacrificado por vuestros semejantes, los que habéis concelebrado con el Espíritu Perfecto el misterio de la carne y de la sangre cuyo símbolo es la conmemoración del paso de los AQUEL que siendo Dios se rebajó a la condición de un ser humano y moró en la tierra, descendió a vuestro infierno.

Dichosos os digo que sois los que con vuestras manos os habéis unido en la oración, los que en solitario habéis levantado el alma hasta el que os dio la vida, y habéis hecho con esta acción el mejor bien que puede hacérsele a los que abofetean, odian y se apartan del camino.

Dichosos los que buscan y encuentran la blancura, su rostro es inmaculado y sus acciones Equilibradas, siendo por ello sellados con la THAU en su frente, por su buen hacer.

Dichosos sois los que Amáis y vuestro ímpetu rompe las barreras más duras, las espinas más afiladas y la mente más terca: a vosotros os impondré la Señal con mi tintero de Agua de Vida y Manantial. Bienaventurado el que sufre calladamente los agravios de los demás siendo un arca de sabiduría y por su boca no sale la menor queja, el menor reproche o la palabra escandalosa.

Bienvenidos seáis todos a la Tierra del Cielo, a la Jerusalén Celeste donde cada puerta está resguardada por una de nosotras, las Virtudes. Saludaréis así a ASMODEL vestido de jaspe, AMBRIEL vestido de zafiro, MURIEL que viste de calcedonia, VERCHIEL cuya vestimenta es de esmeralda, HAMALIEL de sardónica, URIEL que lleva cornalina, BARBIEL que viste crisolito, ADNACHIEL de berilo, HANAEL de topacio, a mi, GABRIEL, que visto de crisoprasa. Saludaréis a BARCHIEL vestido de jacinto, y a MACHIDIEL el cual está vestido de amatista. Nos saludaréis a estas Virtudes que os esperamos para llevaros hasta la Kokheba.

No os precipitéis, no penséis, no hagáis cábalas sobre lo que a continuación os digo; lo que ahora os dictaré, lo que he oído del Adonay: «Mirad la Revelación, mirad hoja por hoja, estos dictados la aclaran. Mirad pues que vendrán hasta los escogidos, después de los tiempos de calamidades, los enviados de Kokheba, de la única más cercana y viviente para que se cumpla la profecía, la bola de Luz cuya envergadura cabe en un cubo de 2.220 kilómetros cada lado, donde todo os será mostrado. Será sólo entonces cuando todas las profecías dictadas se habrán cumplido y se cumplirán».

Bendito aquel Digno de Alabanza al cual, cuando os lo indiquemos, le entregaréis la parte diecisiete de estos escritos la cual vendrá a dictarla Moronih, velad hasta entonces y no os equivoquéis en vuestra elección. Una clave os entrego: «daréis Pan al que no os lo pide, daréis Sabiduría al que ya la tuvo, daréis Agua al que nunca os dijo «dadme de beber».

Bienaventurados los que podáis beber en los ríos de Edem que llevan por Nombre: Fe, Secreto, Voluntad y Creación, en cuyas riberas nacen todo tipo de árboles, en cuya desembocadura se alza la morada de los Doce Dobles ante el trono de la Unidad, y cuyo altar está resguardado por los cuatro Vivientes. Dichosos pues seréis los que, en la Unidad del Espíritu Perfecto alabáis a Nuestro Señor por los siglos de los siglos, en esta vida o en las venideras. los que en el Amor y por el Amor habéis construido vuestra vida.

¡Ay, si os unieseis os digo, como he escuchado, que esas calamidades podrían retrasarse, que el ángel Miguel volvería a equilibrar la balanza, que el Maligno sería abortado de esta vuestra tierra y encontraríais, al menos para vuestros nietos la paz que ansiáis! Mas no puedo más que unirme a la Espiritualidad Siempre Virgen y deciros: «orad para que esto no ocurra pronto»

Amad, Amad a los semejantes, compadeceos de sus miserias, ayudad a los doloridos, dad al que nada tiene, evangelizad en la Verdad, llorad con los que sufren, dad de beber al que ansía el Agua y de comer al que os pide Pan. Uníos, naciones todas, y luchad contra la ignorancia, la falsedad y el materialismo. Desterrad el mal, equilibrad vuestra parte del Universo donde vivís. Comprended. Velad y Uniros. «Soy, así pues Seréis en Nosotras lo que Sois en el Aquél de los cientos Nombres».

 (Fuente: Libro de Samahel)

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