ADNACHEL, regente del mes de Noviembre

sADNACHIEL

(Web de Samahel)

Ángel de los Meses cuyo nombre significa en hebreo “Deleite de Dios” y que se encuentra aglutinado en la Energía de Laopusem. Según los dictados de Humiel, es el representante del mes de Noviembre y la vibración afín a su Virtud es el color anaranjado.

Por su simbolismo sería el Ángel encargado de verificar el “éxtasis” que se siente al comprender la cercanía de la Divinidad durante nuestras inspiraciones-expiraciones (la vida), ya que esta presencia es real frente a la “ilusión” de lo que creemos con tanta firmeza.

La gema que vibra con su Energía es el ónix, y su perfume el labdano (símbolo de sencillez).

En el capítulo IV del Libro de Samahel se nos dice que Adnachiel “viste de Berilo”, gema con la que también se le asocia en el Apocalipsis de Juan y posiblemente una de las que tenía el Sumo Sacerdote en su Pectoral. Adnachiel es el Ángel de la Sanación Mística; se materializó en Paiporta (Valencia – España) para dictar un texto en el Libro de Samahel (pág. 568 del original), haciéndolo en 36º lugar.   

ORACIÓN PARA ADNACHIEL

“Alado con el misterio estás, bendito Ángel Adnachiel.
Deseo mirar con tus ojos que ya son los míos.
Deseo escuchar con tus oídos que son los míos.
Deseo hablar con tu boca que es la mía.
Mis pies caminan por tus veredas de bondad y de justicia, y mis manos obran tus acciones que están consagradas al Innombrable. Hazme a causa de mis pensamientos, palabras y obras, sencillo como la Naturaleza, sublime como la atmósfera y luminoso como el Sol que proyecta las sombras que lo hacen brillar. Mi realidad ya no es tal desde que he comulgado con la Sabiduría, pues veo que todo a mi alrededor ha cambiado en mi percepción
  y a causa del hallazgo de los Tesoros Ocultos que se me han mostrado. ¿Qué fortificación estará ahora más defendida que mi alma? ¿Qué ánima puede estar ahora más Sana que la que habita en tu Fortificación?: Dios, el Infalible, lo Sabe y por tus labios me lo ha comunicado, pues yo así te lo he suplicado en Mí. El Éxtasis Místico he comprendido, pues ahora sé que todo estriba en la sencillez, en la falta de artificiosidad, en las pequeñas vivencias cotidianas y en la normalidad: Tú eres el Milagro en mí; yo soy el milagro por ti en Dios Único. Que el Todo bendiga a la Virtud de Adnachiel que existe en todos los seres. Amén. Amén. Amén.”

MES DE NOVIEMBRE

(Fuente: foro abierto amigos de camino)

Para los romanos, el noveno mes (novem). El nueve es símbolo del maestro, del ser maduro, del anciano que enseña, que guarda Sabiduría en su interior; de la plenitud, del ciclo completo, del final de cuenta…. Es un mes de transición y con él comienza el invierno.

En noviembre se verifica la plenitud de la Tierra, ha terminado la recolección y la Naturaleza ofrece todo su esplendor y madurez. La “Fiesta de la Cosecha” romana, en honor a Pomona (diosa de los frutos), agradece los frutos de la tierra que servirán de sustento durante el invierno.  

El inicio del mes supone para los celtas el momento cumbre de renovación, el Día Santo en el que todas las cosas son nuevas; el origen de un ciclo sagrado que no finalizará hasta el mes de Mayo con la vuelta al trabajo material.

Samhain se usa para nombrar noviembre en el antiguo calendario celta, en particular las primeras tres noches del mes, con el festival marcando el final del verano y de las cosechas. Entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno, dura una semana, finalizando con la fiesta de «los espíritus», y con ello se inicia el año nuevo celta. Para ellos, el lugar de los espíritus es un sitio de felicidad perfecta en el que no hay hambre ni dolor. Los sacerdotes druidas, sirviendo como «médium», se comunican con los antepasados para guiarles hacia la vida inmortal.

El día 1 comienza Samhain (Cho-ouinn), pero la fiesta se inicia la noche anterior, ya que los celtas cuentan por noches en lugar de por días, con la asistencia de toda la comunidad. Consiste en una asamblea en la que se discuten asuntos políticos, jurídicos, económicos y religiosos, seguida de un festín interminable, marcado por la carne de cerdo y el vino: la primera produce la inmortalidad y el segundo, el estado de trance en el que se logra la comunicación con los muertos, la comprensión de la realidad metafísica y del Todo. 

El día 2 continúa Samhain con representaciones de temas mitológicos célticos, sagas y leyendas de los antepasados. La fiesta ha sido asimilada por la iglesia y en la actualidad se celebra el Día Difuntos, en el que se recuerda a los muertos y se les visita en sus tumbas. Samhain finaliza con una comida multitudinaria donde corre la cerveza y se danza en torno al fuego nuevo. Una vez finalizada la fiesta, los participantes se recogen en sus casas, ya purificados por la catarsis, y dispuestos a vivir, al igual que la Naturaleza, hacia dentro.

El Día de Muertos es una celebración mexicana de origen  prehispánico que honra a los difuntos el 2 de noviembre. Comienza el día anterior y coincide con el Día de los Fieles Difuntos y de Todos los Santos, católicos. Los rituales que celebran la vida de los ancestros son realizados por las civilizaciones mesoamericanas desde hace al menos tres mil años. Era común conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizan la muerte y el renacimiento.

Preside el festival la diosa Mictecacíhuatl, conocida como «Dama de la Muerte» (actualmente relacionada con «la Catrina»), esposa de Mictlantecuhtli, señor de la tierra de los muertos. Las festividades se dedican a los niños y parientes fallecidos, a los que se ofrece, además de flores, comida y utensilios variados para que los utilicen en el otro mundo. Es costumbre acompañar a los “muertitos” comiendo, celebrando e incluso durmiendo en el cementerio al lado de sus tumbas.

El día 8 es el último del año en que se considera abierta la puerta del mundo subterráneo, junto al 24 de agosto y el 5 de octubre, el Mundus patet.

También en este mes, marcado por la entrada del Sol en Escorpio, se produce el ciclo de renovación en el calendario egipcio con la muerte y resurrección de Osiris, tras la cual comienza el nuevo año.

El día 13 se inician los rituales en memoria de Osiris. Hermano y esposo de Isis, es considerado en el Panteón egipcio como el descubridor de la vid y el vino, una divinidad muy semejante a Dionisos. Los efectos del líquido embriagador, recién obtenido, hacen que Osiris y sus hermanos se pongan más alegres de la cuenta. Esta fiesta, pues, comienza bulliciosamente en torno al vino.

El día 14 se recuerda que Set, celoso de los poderes de su hermano, mata a Osiris, descuartiza su cuerpo en catorce pedazos y, en diversos ataúdes, los arroja a las aguas del Nilo para que nadie conozca el lugar de su tumba y pueda venerarlo.

Al día siguiente, el 15, Isis, desconsolada, llora la muerte de Osiris. Es un día de luto y dolor.

16 de Noviembre. Ayudada por Ra (el Sol), Neftys, Thot y Horus, Isis comienza un penoso viaje en busca de los trozos dispersos del cuerpo de Osiris. Encontradas todas las partes, excepto el miembro viril, que se sustituye por un gran falo de cera, Isis recompone su cuerpo, lo envuelve en lino y ejecuta todos los rituales propios de difuntos.

17 de Noviembre. Isis, transformada en golondrina, bate sus alas sobre el cadáver de Osiris, que al recibir el soplo divino revive, gobernando desde entonces el reino de los muertos. Esta es la gran fiesta de la resurrección de Osiris, que constituye la esperanza de una nueva vida para los que creen en él. Estas fiestas coinciden con la siembra en las riberas del Nilo.

Isis acompaña los ritos funerarios, donde protege a los difuntos bajo sus alas y los resucita. Conocedora del nombre secreto del dios supremo Ra, su poder se extiende sobre el universo y “cada ser vivo tiene una gota de su sangre”. Se considera la iniciadora, la que detenta el secreto de la vida, la muerte y la resurrección, encarna el principio femenino, fuente mágica de toda fecundidad y transformación.

Osiris simboliza la potencia inagotable de la vegetación, la continuidad de los nacimientos y renacimientos. Es la actividad vital universal, ya sea terrena o celeste. Desciende al mundo de los muertos para permitir la regeneración y la resurrección, pues todo muerto justificado es un germen de vida en las profundidades del cosmos, como un grano de trigo lo es en el seno de la tierra. 

ANARANJADO:

Aurancáceo (de aurora), deriva del latín Aurantia.

Forma parte de los siete colores fundamentales que forman el espectro visible, donde lo encontramos entre el rojo y el amarillo, de cuya mezcla resulta. Es un color de transición entre ambos, entre la “lucha y la vida, el caminante y el camino” y la “luz divina, la divinidad”. Simboliza el equilibrio entre el espíritu y el lívido. Este equilibrio se busca, según tradiciones que se remontan al culto de la Tierra Madre, en la orgía ritual, que induce a la revelación y la sublimación iniciáticas: se dice que Dioniso viste de color naranja.

Como mezcla de amarillo y rojo, el anaranjado es el símbolo de los Caminantes, “Luchadores” que reflejan la luz del cielo hacia sus semejantes. Simboliza también el camino hacia la madurez por la experiencia, y es el color asociado al ángel Azrael (ángel de la Muerte de la vida y de la Vida de la muerte).

Es el color del otoño. Anaranjados son las calabazas, caquis, granadas, níscalos, naranjas y mandarinas propios de esta época, y las hojas caducas que cubren suelos y árboles. Todos, simbolizan la plenitud de la tierra que ofrece sus frutos generosamente.

El chrysanthemum es la flor de noviembre o de floración natural cuando los días se acortan en otoño e invierno. Debido a su período de floración, en España el crisantemo está muy asociado a la festividad del Día de Todos los Santos. Se depositan multitud de ramos de esta flor en la tumba de los difuntos. Su nombre proviene del griego krysous, dorado, el color de las flores originales, y anthemon, flor.

Deja un comentario