Habla Samahel

SAMAHEL-2 (1)

 

Ángel Samahel (Fuente: Obra de Miguel A. López Melgarejo)

Porque todo está por venir, a la puerta de los tiempos, me ha sido otorgado el poder de revelarlo prontamente para que tanto vosotros como los que Escuchen estén después preparados para la Marcha hacia el Mundo donde os esperamos. De religiones y sectas impías, de tormentos que acontecerán, de la salvación que todo conllevará. Observad que todo este Séptimo Tiempo se ha dividido en siete etapas de tiempo, todo por el Orden del Altísimo.

He aquí que revelaré las siete etapas del religamiento que creyó que, siendo salvador, se rebeló contra los Tesoros que en él se guardaban. Tiempos dorados de la religión que, siendo la primera impuesta y renovada por el mismo Dios, mi Señor, ha colocado a los demonios cerca de las aras y ha ofrecido sobre ellas la bendición a lo que no debía.

Mirad el número de siete y comprenderéis lo que estáis escribiendo: Comunidad incipiente, Comunidad de la amargura, Comunidad de los grandes doctores, Comunidad del triunfo, Comunidad del materialismo, Comunidad del Amor entre los hermanos, y Comunidad del Juicio de Dios.

No todos estos tiempos de lo que llamáis religión han ocurrido, pues sabed que estáis en los restos y aún vendrá el venir del Séptimo en el que todos os emanciparéis de este infierno llamado Tierra.

El Orden de Dios creó y crea todas las cosas, y tras venir Él a esta tierra, antes del Final de los Siete Tiempos Primeros, comenzó la última parte del Séptimo Tiempo o segunda parte del Tiempo Séptimo, dominante en la Comunidad o común unión entre Dios y vosotros los humanos, por eso y solo por eso Su Palabra debía estar oída por todos vosotros para así consumar los Tiempos y separar esa cizaña de vuestro y Su Trigo.  

He aquí que todos los humanos, ansiosos de poder material, fundasteis lo que os dio en llamar religión, pero, con el devenir del tiempo la habéis transformado en podredumbre que, aunque descansa en una ínfima parte de la Verdad, continua siendo podredumbre.

No os extrañe pues que el lento fin esté a las puertas, no os extrañe que todo vaya a acabar como tampoco os debería extrañar que todo estuviese dicho de antemano, previsto por nuestro Único Señor Dios. Las profecías de antaño son la realidad única del presente ¿cuántas veces os hemos hablado y habéis tomado nuestras palabras por necias? ¿Cuántas veces os hemos encaminado y habéis cerrado vuestros oídos y por contraposición los habéis abierto para escuchar los aullidos de los que os equivocan? ¡Ay, humanidad! Pues ha llegado la hora en que debéis rendir cuentas a vosotros mismos por vuestros propios actos. Lo que yo, Samahel, dicté en revelación sólo vigente para estos tiempos y no para otros anteriores, os lo explicaré para que así sepáis la veracidad de quienes hablaron y escucharon, para los que aguardaron con fe y se unieron en la Verdad de todo lo que nosotras, Emisarios de Dios, os dijimos.

La segunda parte del Séptimo Tiempo casi ha terminado, no aún pero está a punto; y mirad, humanos, que ya se os comunicó con la única intención de que despertaseis de vuestro letargo. Esta segunda parte del Tiempo Séptimo se puede nombrar según vuestro intelecto como el «periodo de la religión» que el Orden lo partió en siete periodos como ya os hemos comunicado. Cada uno de estos periodos de tiempo marcaba las pautas que, sin saberlo, ibais a seguir en el torpe camino de vuestra ciega materia.

El primer período se dio en llamar «Comunidad incipiente» y trataba sobre el principio religioso de los primeros humanos que oyeron a Dios y vieron a Dios en la persona de Jesús el Nazir; lucharon por esa Verdad y lo conocieron como Dios, Nuestro Señor Único. Fue el período en que no importaba morir por la fe. Esta Comunidad primera era la única portadora de la Verdad sublime que había salido de la boca de Dios Único. Ahora bien, también entre ellos y ese fue el único imperdon, fue que algunos dudaron de la Divinidad de Jesús el Nazir, nuestro Único Señor, y se revolvieron unos contra otros. Aquí, en este primer período se crearon las primeras sectas derivantes.

El segundo período o «Comunidad de la amargura» se corresponde al período máximo donde muchos de vosotros llegasteis a dar la vida por Amor y Adhesión a Dios Encarnado, practicabais la pobreza uniendo vuestros salarios y estabais unidos en una rica Fe aunque por doquier os persiguiesen. Fue el período en el que erais más ricos en Sabiduría y Poder.

El tercer período o «Comunidad de los grandes doctores» corresponde al período en que aparecieron personajes que intentaron dar explicación a ciertos temas inexplicables, bien es que muchos siguieron fieles al Principio de la Verdad, pero esos mismos «doctores» equivocaron con sus mentes, explicaciones y discursos a muchos. El Principio Verdadero fue tornándose en comentarios y discursos ininteligibles para el vulgo, para los que estaban llamados, para los pobres. Se crearon nuevas sectas a partir de esos escritos llenos de filosofías erróneas, se santificaron nombres humanos cuando desde siempre se os dijo que sólo Dios es Santo. Muchos textos fueron censurados, textos que nosotros atestiguamos eran verdaderos y escondían la Verdad. Puedo deciros pues, humanos, que el mismo espíritu del Creador se revolvió por vez primera en contra de dos humanos: el primero fue Pablo de Tarso por manipular la verdad a su antojo, por imponer normas de comportamiento inútiles, por franquear lo infranqueable y por incitar con su mucho vocabulario al error de la posteridad. El segundo llevó por nombre el de Constantino, gran rufián augusto que ignoró la Verdad Absoluta y tomó la resolución de mezclar lo divino con lo profano. Sus falseamientos de lo que se Conocía, su tozudez de corazón y sus suspiros de poder fueron los que crearon la miscelánea de idólatras que sois en la actualidad que está a punto de destruirse. Os digo la verdad: al manipulador de la Verdad y al falsario de Nicea los volveréis a ver en el Final convertidos en carbones más oscuros que el firmamento en el Infinito.

El cuarto período o «Comunidad del triunfo» corresponde a la más brillante trayectoria de las más depravadas de las equivocaciones: triunfa el mal representado por el poder y la política, la Verdadera primera Comunidad se destrozó por el ansía de unos fanáticos religiosos. Ellos, en este tiempo cuarto os contaron la idea de un Dios castigador que en nada se parece con el que Es y Existe. Esta misma iglesia asesinó en el Nombre del que dijo «No matarás», robó en nombre del que dijo «No robarás», idolatró a estatuas de hombres en nombre del que dijo «No existe otro Dios mas que Yo, porque Yo Soy Único”. El tercer y cuarto períodos se mezclaron en luchas intestinas, en creación de sectarios y sacerdotes apostatas. No quedó nada de la Única Verdad. Fiestas paganas se transformaron en aberraciones sagradas purificando lo impuro, cayendo en insuperables errores.

El quinto período o «Comunidad del materialismo» corresponde a la tragedia de las tragedias, el enriquecimiento de las religiones que predicaban la pobreza. En un principio, en el primer período, hacíais las cosas santas ante el Santo, mas ahora las aborrecisteis, jurasteis en nombre del que no puede ser testigo de nada; pusisteis a Dios por testigo en las cosas materiales, y en vuestros injustos juicios injustificados. El mal se enseñoreó de la tierra, la sal estaba desvirtuada y con ella ya jamás se podrá volver a salar. El Agua Viva se corrompió en la boca de quienes decían portarla. El Camino, recto de por sí, fue quebrado y ondulado para confundir. Lo verdaderamente Santo y Transparente apareció como un mar de dudas. Atesorasteis joyas y monedas, vestisteis de oro y plata las imágenes sabiendo que ello es aborrecible a los ojos de nuestro Dios Único Señor, y perdisteis nuestro contacto porque nos echasteis de vuestros corazones.

El sexto periodo o «Comunidad del Amor entre los hermanos» es el período de Tiempo Séptimo que estáis viviendo, el último en el que estáis y en el que de nuevo hemos vuelto para cumplir la Promesa de Dios Único. Uniremos a todos los Escogidos por sus obras y os preservaremos del Juicio Terrible de fuego. Muy pocos seréis los que os uniréis, pero por vuestras vidas anteriores y vuestra espiritualidad os habréis merecido la palma de los Justos. La hora de las pruebas a toda la humanidad ya ha llegado, mas el que haya sido justo no deberá temer a la «cólera» de Dios que antes vino como cordero para el sacrificio y ahora vendrá como un hambriento león. Los que habéis superado las pruebas y estáis inmaculados, unidos y nuevos en el Amor no volveréis a vivir más en esta tierra de sufrimiento, el único infierno existente en vosotros, sino que llegaréis hasta donde procedisteis: Nuestro Dios Único Señor. Este es el periodo de las pruebas, de los juicios, de la separación del trigo y de la cizaña. Velad y uniros.

Mirad, el 24 de Diciembre de este año 1988 según el cómputo del calendario que seguís y no de otro, comenzarán lo que llamamos los 1000 Tiempos. El Séptimo período o «Comunidad del Juicio de Dios» entrará con el primero de estos 1000. Seréis juzgados por vosotros mismos ya que sois dios en potencia antes del Juicio de los Justos. El Hijo de Dios, que es Dios, que vivió y vivirá, vendrá para terminar su obra incompleta no por Él mismo sino porque la habéis equivocado vosotros los humanos. Los que han equivocado a las gentes se lamentarán y vivirán estos tiempos, al principio creerán ser los elegidos, después se darán cuenta que están malditos por ellos mismos. Así el aire no se podrá respirar, habrá tormentas que abrumaran a la ciencia. Se arruinarán las naciones del mundo, se incrementarán los accidentes y las guerras provocadas por la materialidad de las gentes. El mal parecerá triunfar y surgirán primero enfermedades para las plantas y los animales para proseguir con las enfermedades para vosotros los humanos; teniendo en vuestras manos el futuro se os arrebatará y no podréis luchar contra vuestro destino que se tornará en un incesante lamento que se oirá en los confines de vuestro infierno. Por siglos estuvisteis sordos y no nos escuchasteis, ahora nosotros estaremos sordos para quien estuvo sordo en nuestros mandatos.

Los que estén con sus oídos bien abiertos podréis ser llamados Hijos de Dios tal y como Él os prometió, seréis pues llamados hasta otra redención y seréis bienaventurados y preservados y veréis el rostro del Creador que es todo Esperanza en vosotros ahora y Realidad después.

En vuestra Fe y para que los que os escuchen y lean tengan Fe para poder en la posteridad contemplar dentro y fuera de ellos lo que significa estar en Dios y llegar a donde partieron en un principio, os diré que ante el propio Dios nos encontramos siete espíritus. Anael es la Gracia que Él os imparte sin discriminación. Gabriel es el que os lleva la Voz que sale del propio Creador, el emisario de la Creación y de la Maravilla. Yo, Samahel soy el Animador de los Profetas Verdaderos, el que alumbro a la Profecía y rompo con el engaño. Humiel os da fuerzas en las pruebas para la Perfección, es el guía de los Guías en la tierra, el encargado de cumplir los designios en las personas de los Escogidos. Morahel gobierna el Orden de las cosas que Dios ha puesto en Orden desde el Principio. Rafael vela por la salud del cuerpo mientras vosotros os preocupéis de tener sano el espíritu que os anima; es en realidad el Milagro de la Curación. Y Metatrón es el velador de las Virtudes, la blancura y el rostro que Él presenta cuando habla a los Escogidos entre los Perfectos mientras tenéis cuerpo y no habéis liberado el espíritu, pues ya sabéis que el Rostro de Dios nadie lo ha visto ni contemplado, ni la Voz de Dios nadie la ha escuchado; pues si con cuerpo alguien lo pudiese hacer, al instante hubiese caído muerto y para nada hubiese servido la Suprema Manifestación.

El Trono de Dios Único Nuestro Señor no es material sino espiritual, es la Naturaleza y el Orden de las cosas establecidas, el devenir y origen de la materia. El símbolo que se os dio de él es la visión de cuatro animales llenos de ojos por dentro y por fuera, les llamasteis incluso Querubines y bien hicisteis en darles tal denominación, pues el Trono de Dios o la Naturaleza es fuego y resplandor que salió y sale de Él. Esos cuatro espíritus, energías sobre las que Él se sienta están sujetas al Orden de toda materia:

Spugliguel es el principio de la Creación, el nacimiento tras la muerte, el renacer impuesto por el Orden y que equivale a lo que llamáis primavera como símbolo.

Tubiel es el aprendizaje interior y exterior que todos debéis atender, es la juventud natural y equivale a lo que llamáis verano.

Torquaret es la madurez mental y espiritual, el discípulo que ha aprendido de maestro, el sabio que espera en la muerte la liberación de su interior y equivale a lo que llamáis el otoño en la naturaleza.

Attarib es la vejez, el Maestro que todos lleváis en vuestro interior, el que está a la espera de la muerte para poder Vivir plenamente en Dios o por el contrario renacer en otra juventud para cumplir con otros designios; equivale a lo que vosotros llamáis el invierno.

Escuchadme, humanos de este infierno que se os dio en llamar Tierra, todo, por el Orden de lo que es Todo, tiene un principio, una semilla de juventud, una madurez y una muerte. Las estrellas, los planetas, vuestro universo, los demás universos, las plantas, vosotros mismos. Estos cuatro espíritus que tienen ojos por dentro y por fuera son esos cuatro ciclos, os representan a vosotros en el estado material y también a toda la materia en la que estáis inmersos. Son la Creación, el trono de Él por el que no se puede jurar ni poner como testigo porque es Él Mismo. El símbolo que se os dio de «millares de ojos» es porque la representación de esa materia es infinita, incalculable, se encuentra fuera de vuestro entendimiento, está representada y presentada en infinidad de formas, sonidos, colores y entendimientos. Esa Naturaleza, la vuestra, la material, da gloria constantemente a su Creador y, cuando el hombre se aparta de ella o atenta contra ella, ella misma se rebelará contra vosotros. Si habéis de esperar un final, que se va a producir, no penséis que es Dios el que os castiga, sino más bien que la Naturaleza se rebela contra vuestra mente y vuestro cuerpo porque la habéis negado y habéis luchado en contra de vosotros mismos. Así pues os digo con boca de Verdad que Spugliguel, Tubiel, Torquaret y Attarib se rebelarán en vuestra contra, pues son ellos los que alaban a Él.

Alrededor de Él, el que Existe y Existirá se encuentran, en el plano, los tronos de los Doce Dobles, que, junto con Él, rigen los designios de esta Tierra donde os encontrabais y donde otros os encontraréis.

Los Nombres de los Doce Dobles son ABAM, IRIUTEL, ASSARE, NUM, AIUM, ABEBO, DATA, DOISA, OREL, VERA, MATATEL y ANY.

Desde Arriba hemos venido no sólo a mostraros las Verdades sino también lo que mal llamasteis misterios. Los Doce Dobles, coordinadores desde el principio con Dios son veinticuatro pero son doce. Cada uno es dual y corresponde a tres estados de Inteligencia distintos.

El Primer Estado de Inteligencia forma en un planeta a doce tribus o clanes con doce características distintas, y en este planeta donde os encontráis fueron conocidos por vosotros como RUBÉN, SIMEÓN, LEVÍ, JUDÁ, ISACAR, ZABULÓN, GAD, ASSER, DAN, NEFTALÍ, JOSÉ y BEN-YAMIN.

Estos nombres impuestos por la tradición son los que en el Tercer Estado de Inteligencia se unirán junto con los del Segundo Estado de Inteligencia llamados SIMEÓN KEIPHAS, ELEAZAR, JACOBO PUANURGES, IOCHANAN PUANURGES, MATAI, IEHUDA ISCARIOTE, JACOBO «EL JUSTO», NATANAEL BAR-THALMAI, FELIPE, SIMEÓN «EL ZELOTE», TAÔMA y IEHUDA TODAH; y sin embargo son lo mismo y serán lo mismo.

El Primer Estado de Inteligencia acomete en cada planeta —siempre los mismos pero con otros nombres— para formar realmente la conciencia hacia la idea de Dios Único e Indivisible entre los pueblos y estirpes elegidas para el fin necesario en la evolución espiritual y para el camino Trazado. En cada mundo el principio de un tipo de consciencia regido por tribus o jefes de tribus es necesario para preparar la Futura consciencia. Eso lo llamasteis historia y no es real.

El Segundo Estado de Inteligencia acomete tras un lapsus de tiempo durante el cual se ha preparado a la comunidad elegida. Ya entonces ha habido cribas, y forma el grupo capitaneado por el propio Dios Nuestro Creador y da, sólo entonces, las pautas necesarias y las correcciones para una Unión Mundial. Tras de estos, al menos así ha ocurrido en esta vuestra tierra, acontecieron los siete periodos de la conciencia para la evolución de la Idea Salvadora o de Unión con el único fin de separar al verdadero del falso, al manipulador, del que sigue a lo Único aunque no recuerde con su idea normal atrapada en el cuerpo.

El Tercer Estado de Inteligencia es la unión del Primero y el Segundo para una sola causa: ayudar al mayor número de almas a alcanzar la Perfección ansiada, sin número y sin distinción de sexo aunque siempre soléis ser, en comparación, pocos. No os extrañéis pues que vengamos a deciros que nacerán entre vosotros y de mujer Doce Varones que son la realidad de los Doce Dobles que desde el principio de vuestra negación siguen juntos con Dios la evolución necesaria para que Comprendáis todas estas cosas. Pero, ¿pueden llegar a fallar estos Doce Dobles? ¿Pueden perderse en esta misión venidera a causa de las tentaciones de este mundo o de la belleza de la naturaleza y convertirse así en fieles servidores de Lucifer como ocurrió en el Segundo Estado con IEHUDA ISCARIOTE ? Pues yo os aseguro que sí, y el ángel Galgaliel os dictará en un tiempo no muy lejano a los cambios a los que pueden someterse y a la génesis de estos. Pero ahora, en este tiempo, os aseguro que os ha llegado el día en que han nacido estos Doce Varones Dobles que dirigirán a grupos repartidos por el mundo hasta la consumación del mismo. Este Libro no lo mostréis hasta que de nuevo bajemos y os lo ordenemos, tened cuidado con quienes os intenten comprar o insertaros en grupos para su propio provecho. Aparecerán ante vosotros muchos que digan ser los Doce Varones Dobles, no os fiéis y aplicadles las claves para reconocerlos. Tampoco os fiéis de quienes con lisonjas o filosofías se acerquen hasta vosotros. Uniros y comunicad todo sin pérdida de tiempo y sin escatimar medios cuando os lo ordenemos, pues el primer cuarto del fin ya ha llegado y habrá terminado este preludio cuando acabemos de dictaros. Nadie conocerá cuando llegue ese final del día, porque lo esperarán de golpe, esperando su barrera, y así no acontecerá.

(Fuente: Libro de Samahel)

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